Grimm Burloksson es el Enano más joven que ha conseguido superar
los muchos rituales necesarios para ser nombrado Maestro Ingeniero. Como hijo del Maestro del Gremio de
Ingenieros Burlok Damminsson, siempre se ha esperado que siguiese los
pasos de su padre. Cuando todavía era un barbilampiño Grimm ya mostraba
indicios de ser un inventor talentoso; mientras otros aspirantes aún estaban
aprendiendo los principios básicos, él ya había construido una pipa que se
encendía sola, un trenzabarbas a vapor y un rifle de dos cañones capaz de matar
a media docena de grobi de un disparo. Hasta los miembros mas ancianos del
gremio reconocían su habilidad. Sin embargo había indicios de que su juicio no
era el adecuado y de que no valoraba las antiguas leyes que se espera que siga todo
Ingeniero.
La
rebeldía de Grimm no sorprendió a nadie, ya que su padre también fue más allá
de los experimentos que realiza cualquier Ingeniero joven y terco. Sólo un
trágico accidente y el humillante ritual por el que pasó un amigo íntimo
hicieron que Burlok cambíase su proceder, y muchos afirman que Grimm va por el
mismo camino. Desoyendo los consejos, Grimm sigue desdeñando los interminables
ajustes que tanto gustan en su gremio y en vez de ello se centra en la prueba y
error de sus propias invenciones descabelladas. Ha creado una mira telescópica
que se ajusta a su yelmo para triangular mejor cálculos de puntería y quienes
han disparado sus virotes mejorados con pólvora y modificados dan fe del
aumento de alcance. Emulando la prótesis de su padre, también ha creado su
propio guantelete a vapor que aumenta su fuerza notablemente. El joven
Ingeniero, un genio excéntrico y algo errático, sigue atormentando a sus
colegas de gremio con nuevos diseños, cuestionando los métodos del pasado, y
negándose en redondo a abandonar sus invenciones.
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